jueves, 17 de mayo de 2012

Una paciente logra beber controlando con la mente un brazo robótico

Su sonrisa ha sido la mayor de las recompensas para los investigadores. 'S3', nombre que le han dado para el ensayo a esta paciente de 58 años, demostraba así su felicidad al beber sin ayuda de nadie por primera vez desde que sufriera el ictus que la dejó paralizada y sin habla hace ya 15 años. Esta hazaña ha sido posible gracias a una interfaz cerebro-ordenador que permite controlar con la mente los movimientos de un brazo robótico. Los resultados de este ensayo con la tecnología BrainGate aparecen esta semana en la revista 'Nature' y muestran las tareas más complejas realizadas hasta ahora gracias a una tecnología de este tipo. El sistema, que también ha probado un varón de 66 años, consiste en un chip implantado en la corteza motora del paciente que registra las señales emitidas por las neuronas para que se muevan, en este caso, el brazo y la mano. Ese chip está conectado a un ordenador que interpreta la información y la traduce en comandos que envía al brazo robótico para que éste se mueva, reproduciendo los pensamientos del sujeto. Tras muchos años de trabajo, los responsables de este proyecto, liderado por Leigh Hochberg, catedrático de ingeniería de la Universidad de Brown (EEUU), siguen logrando avances significativos. "Nuestro objetivo con estos estudios es desarrollar una tecnología que permita restituir la independencia y la movilidad a las personas con parálisis o amputaciones", explica Hochberg. Aún queda un largo camino para eso y ésta es sólo una de las opciones posibles. LINK: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/05/16/neurociencia/1337186671.html

La NASA calcula que hay 4.700 asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra

La NASA calcula que hay unos 4.700 asteroides que son potencialmente peligrosos para la tierra, según los datos de la sonda WISE, que analiza el cosmos en luz infrarroja. Según informa la agencia espacial estadounidense, las observaciones de WISE (Wide-field Infrared Survey Explorer), han permitido la mejor evaluación de la población de los asteroides potencialmente peligrosos de nuestro sistema solar. Los asteroides potencialmente peligrosos (PHA, siglas en inglés) son un subconjunto del grupo más grande de los asteroides cercanos a la Tierra. Estos asteroides tienen órbitas cercanas a la Tierra, de unos de ocho millones de kilómetros), y son lo suficientemente grandes como para resistir el paso de la atmósfera terrestre y causar daños si cayeran a la Tierra. Los nuevos resultados fueron recogidos por el proyecto NEOWISE, que estudió la luz infrarroja una porción de 107 asteroides potencialmente peligrosos cercanos a la Tierra con la sonda WISE, para hacer predicciones sobre toda la población en su conjunto. Según la NASA hay aproximadamente 4.700 de estos asteroides -con un margen de error de más o menos 1.500- que tienen diámetros mayores de 100 metros. Hasta el momento, se calcula que entre el 20 y el 30% de estos objetos han sido localizados.
Estimación más fiable La NASA apunta a que esa población de asteroides coincide aproximadamente con estimaciones anteriores pero NEOWISE ha permitido una estimación más fiable del número de objetos totales y de sus tamaños. "Hemos hecho un buen comienzo en la búsqueda de aquellos objetos que realmente representan un peligro de impacto con la Tierra", dijo Lindley Johnson, responsable del programa para el Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA. No obstante, "tenemos que encontrar muchos y se necesitará un esfuerzo concertado durante las próximas dos décadas para encontrar a todos los que podrían causar graves daños (a la Tierra) o ser destino de las misiones espaciales del futuro". El nuevo análisis también sugiere que hay casi el doble de asteroides potencialmente peligrosos de los que se creía antes que residen en órbitas de "menor inclinación", que están más alineados con el plano de la órbita de la Tierra. La sonda WISE inició oficialmente la labor de auscultar el cielo con luz infrarroja el 14 de enero de 2010, un mes después de ser lanzada al espacio desde la base Vandenberg de la Fuerza Aérea de EEUU en California. Además de detectar asteroides en el sistema solar, la sonda tiene la misión de observar galaxias que se encuentran a miles de millones de años luz de la Tierra.

Encuentran minúsculos fragmentos de meteoritos en rocas traídas por el 'Apollo 16'

Las muestras recogidas por los astronautas de las misiones 'Apollo' siguen siendo una extraordinaria fuente de estudio para los científicos. Una investigación publicada esta semana en la revista 'Science' describe el hallazgo de minúsculos fragmentos de meteoritos en las rocas lunares que los tripulantes de la 'Apollo 16' trajeron a la Tierra en 1972. Los científicos creen que tanto la Tierra como la Luna fueron bombardeados por una gran cantidad de objetos en los orígenes del Sistema Solar. Las colisiones, sostienen, debían ser mucho más frecuentes que en la actualidad. Sin embargo, desconocen si esta 'lluvia' de objetos se componía sobre todo de asteroides, cometas o una combinación de ambos. Su estudio tiene una gran importancia para intentar averiguar cómo se originó la vida en la Tierra. Según sugiere esta nueva investigación, firmada por investigadores estadounidenses del Instituto Planetario y Lunar de Houston, los asteroides eran probablemente los objetos que con más frecuencia impactaban sobre la Tierra y la Luna. Roca recogida durante la misión 'Apollo 16'. | David A. Kring. La mayoría de los estudios sobre los impactos de objetos en cuerpos del Sistema Solar se han basado en datos indirectos recabados tras el hallazgo de elementos químicos en el manto y en la corteza que podrían haber tenido su origen en el choque de meteoritos y asteroides. Los meteoritos que han impactado en la Tierra lo han hecho a velocidades grandes y, aunque los científicos no han podido localizar restos de estos objetos en las rocas terrestres que tienen miles de millones de años de antigüedad, tenían esperanzas de que estos restos se hubieran podido conservar en la superficie de la Luna.
3.800 millones de años Al analizar varias muestras de rocas (brechas regolíticas) recogidas por astronautas en la Luna, los científicos encontraron minúsculos restos de meteoritos junto a otras partículas. Las brechas regolíticas proceden del regolito lunar (la capa de rocas sueltas y fragmentos minerales que no forman suelo). Según calculan los investigadores, los minúsculos fragmentos detectados son muestras de los pequeños objetos celestes que cruzaron el Sistema Solar hace entre 3.400 y 3.800 millones de años. La autora principal del artículo, Katherine Joy, y sus colegas creen que se trata de restos de asteroides y no de cometas. Según señalan, la textura y los minerales hallados en estos restos es parecida a los de los fragmentos procedentes de condritas carbonáceas (asteroides primitivos). También señalan que su composición es muy diferente a la de otras rocas recogidas en la Luna que tienen una mayor cantidad de hierro. Asimismo, las rocas analizadas en este estudio son más ricas en magnesio (Mg) y más pobres en níquel (Ni) que las rocas ígneas terrestres lo que, según sugieren, indicaría que estas muestras no han resultado contaminadas al ser manipuladas y trasladadas a la Tierra. La ciencia en la misión 'Apollo 16' La misión del 'Apollo 16', en abril de 1972, fue la penúltima del histórico programa de la NASA y una de las más fructíferas desde el punto de vista científico. Charlie Duke -el astronauta más joven que viajó a la Luna- y John Young pasaron más de 20 horas explorando la superficie lunar a bordo de un 'rover' con que batieron también un récord de velocidad al alcanzar los 18 kilómetros por hora. En total, recorrieron unos 27 kilómetros de la región denominada 'Descartes' durante los tres paseos lunares que hicieron en esta misión. El tercer miembro de la tripulación fue Thomas K. Mattingly. Entre las numerosas muestras que los astronautas trajeron destaca la roca lunar más grande recogida (pesaba casi 12 kilogramos y fue apodada Big Muley, en homenaje al geólogo principal de la misión). Recogieron casi 100 kilos de rocas, que siguen siendo estudiadas por los científicos.

La distancia en el espacio.

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